MANIFIESTO
DÍA ESCOLAR DE LA PAZ Y LA NO VIOLENCIA
- Un año más, nos reunimos aquí
para conmemorar el Día Escolar de la Paz y la No Violencia.
- Esas palabras, como aquello que
nombran, son muy grandes.
- ¿De qué hablamos? ¿Qué se supone
que debemos decir?
- Podemos hablar de los conflictos
armados, los atentados, de la violencia que inunda las pantallas: en la tele,
en internet…
- También podríamos hablar de la
violencia que tenemos más cerca: de la intolerancia, la incomunicación, del
maltrato en cualquiera de sus formas, del bullying y el acoso escolar…
- Sí, podríamos hablar de todas
esas formas de violencia y de cómo buscar la paz. Pero no, hoy estamos aquí
para hablar del paso del tiempo.
- Queremos hablar del pasado, del
presente y del futuro.
El PASADO. Aquello que ya acabó,
que ya no está y que permanece en el recuerdo. Quisiéramos que este día se
quedase ahí, en el pasado, porque eso significaría que ya no es necesario
reivindicarlo.
Juntos hemos visto La guerra de
los botones y, a pesar de los años que nos separan, hemos podido
reconocernos en sus personajes y en su historia. Hemos reconocido el odio, la
intolerancia, la violencia. Pero también hemos contemplado la amistad, la
solidaridad, el amor. Nos quedamos con esto. Desterramos el odio y nos quedamos
con el amor.
“Yo enseño a mis alumnos a respetar
sus diferencias y a ver en cada hombre a un semejante”, decía el profesor.
Quedémonos con eso y aterricemos en
el PRESENTE. Porque oímos siempre aquello de que somos el futuro, pero debemos recordar
que también formamos parte del presente. Es por ello que resulta de vital
importancia que hoy celebremos este día escolar por la Paz y la No Violencia,
sabiendo que cada uno de los días que vivamos deben nutrirse de los mismos
principios que hoy conmemoramos.
El respeto, la tolerancia, la
generosidad, la solidaridad… el camino hacia la Paz está ahí mismo,
esperándonos para abrazarnos. Sin rencores. Porque todos y todas sabemos que sí
es posible, que nuestras diferencias no nos hacen diferentes, que el deseo que
nos une es más fuerte que cualquier rivalidad. Incluso cuando todo parece
tornarse imposible. Como hemos visto en La guerra de los botones, cuando
los dos niños rivales unían sus fuerzas para luchar contra el odio.
Sí, somos el presente y seremos el FUTURO.
Por esta razón es tan importante que recordemos las palabras de Pitágoras, que
allá por el siglo V antes de Cristo, dijo aquello de “educad bien a los niños y no
será necesario castigar a los hombres”. Está en nuestra mano, en la de todos y
todas, contribuir cada día con nuestros actos, con nuestras palabras, con
nuestras relaciones con los demás, a construir un mundo más justo. Más
igualitario. Pacífico. Cada uno de nosotros, cada una de nosotras, somos un
eslabón de esa cadena construida con lo más poderoso: nuestro deseo de vivir en
un mundo mejor.
No es solo un día. No es cuestión
de hoy o mañana. Lo que anhelamos es un PARA SIEMPRE.
Nuestras pulseras, esas pulseras
con botones que todos llevamos serán el símbolo que nos una en este día. Y será
un lazo entre nosotros.
Por la PAZ.
Dedicamos ahora tres minutos de
silencio por la paz.